Conectar con las enseñanzas no duales ha sido el mayor impulso en mi bienestar y mi crecimiento personal.
Contexto
Cuando era niño iba a misa muchos domingos, mi madre es católica practicante, y también fui a un colegio religioso. Tenía sentimientos encontrados, por un lado me gustaba la iglesia y lo que allí se respiraba, de una manera MUY sutil allí conectaba con algo. Por otro lado, el mensaje de los curas, la historia del pecado, del ser bueno y malo, del cielo y el infierno… nada de eso me gustaba ni resonaba conmigo y veía muchas incongruencias en la Iglesia. Poco a poco me fui alejando del cristianismo.
Por suerte siempre he sido un buscador, algo dentro de mi siempre ha estado buscando. Y con veinti pocos años me empece a interesar por el budismo. Como digo en la página de sobre mi, desde muy joven me he propuesto ser feliz, y resulta que por ahí habían personas que estaban “iluminadas” y la iluminación prometía un estado de bienestar y felicidad más allá de cualquier sensación conocida por el hombre corriente. Mmmhh, interesante.
Empecé a andar en esa dirección; leí libros, aprendí quién fue el Buda, empecé a meditar… Y aunque las enseñanzas me gustaban mucho y resonaban bien dentro de mi, yo entendía que alcanzar la iluminación era algo muy complicado, que se necesitaban miles de horas de meditación y de trabajo para alcanzarla, y que aún así, solo un grupo muy selecto de elegidos podía conseguirlo.
Algo me resuena
Un día en la formación Gestalt, en el taller de “Transpersonal” apareció Antonio Gómez. Antonio hablaba de cosas raras, nos conducía por una meditación y preguntaba ¿quién se da cuenta?, yo no entendía nada, pero en realidad si que entendía. Osea yo no lo entendía con la mente, pero si me resonaba en algún sitio dentro de mi que desconozco. Yo, que ya sabía cositas del budismo, le pregunté: Antonio ¿esto de lo que hablas tiene que ver con que nosotros somos todo, y que todo lo que hay está dentro de nosotros?
Esta idea de que somos todo y de que todo está dentro de nosotros yo tampoco la entendía bien con mi cabeza, pero había algo de ese concepto que me atraía mucho, algo dentro de mi si sabía algo de esto, que yo -mi yo mental- no sabía.
Antonio me dijo que eso es exactamente de lo que estaba hablando. Dos semanas después estaba sentado en su consulta de terapia. Antonio ha sido desde entonces mi terapeuta y mi maestro espiritual.
![pintura de muchos colores mezclados, edificios, persona caminando, representa la no dualidad](https://static.wixstatic.com/media/270208_05e6d35fd6ce49b69afc51a120fc0ff1~mv2.png/v1/fill/w_980,h_980,al_c,q_90,usm_0.66_1.00_0.01,enc_auto/270208_05e6d35fd6ce49b69afc51a120fc0ff1~mv2.png)
Conecté con la no dualidad
Antonio me habló del Dzogchen y las enseñanzas no duales, sobre cómo, al contrario de lo que yo pensaba, Dios (o la iluminación) ya está dentro de todos nosotros y al alcance de todo el mundo, no hay nada que hacer, más bien consiste en deshacer. Deshacer nuestro ego, deshacer la idea que tenemos de nosotros mismos, de que somos exclusivamente nuestros pensamientos. Los pensamientos son las nubes, nosotros somos el cielo. Los pensamientos, las sensaciones y los sentimientos aparecen y se desvanecen, si los dejamos ir se van sin dejar rastro, sin embargo el cielo es abierto e infinito, no puede desvanecerse ni ir a ningún sitio. Otra vez más, ese mensaje me llegó por otro canal diferente del habitual, algo dentro de mi lo entendía, algo más intuitivo me decía que si, que tirase de ese hilo.
Antonio me pasó dos meditaciones de Mooji. Una fue “la invitación“, y la otra “Mañana no creado” (que no la encuentro en youtube, si la quieres pídemela y te la paso). Estas dos meditaciones me ayudaron a empezar a conectar con ese cielo, y a darme cuenta de cómo mis pensamientos son nubes que simplemente van y vienen, el asunto es que nosotros nos enganchamos a esas nubes CONSTANTEMENTE. Empecé a conectar con una amplitud muy placentera.
Otra experiencia muy importante para mi fue asistir al retiro de James Low, donde por cierto conocí a mi mujer. Cuando terminé el retiro de James estaba henchido de amor por todos mis compañeros, nunca había sentido tanto amor, estaba muy emocionado y lloraba mucho. Me estaba abriendo, mi ser se abría y brotaba lo que allí dentro había, que antes estaba bloqueado.
Y así poquito a poco, poquito a poco, siento que cada vez puedo conectar más fácilmente con el cielo, que mis pensamientos van teniendo menos peso que antes, menos densidad, que mi mente está un poquito más clamada y que yo me estoy abriendo, con todo lo que eso conlleva.
¿Y tu? ¿Has tenido alguna experiencia diferente a la habitual a raíz de enseñanzas no-duales? ¿Cómo te suena todo esto que cuento?
Comments